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La tasa de dependencia de la tercera edad se calcula en relación entre el número de personas mayores en una edad en la que suelen ser económicamente inactivas (es decir, mayores de 65 años), en comparación con el número de personas en edad de trabajar.
Creemos en el envejecimiento activo. Defendemos los derechos de nuestros mayores y dependientes desde un enfoque integral de atención sociosanitaria que va desde los cuidados más intensivos hasta el apoyo en las actividades cotidianas. En la dependencia de la tercera edad es fundamental la participación en la comunidad, teniendo siempre en cuenta sus intereses y prioridades.
Existen distintos grados de dependencia en la vejez:
El impacto de tener a alguien en la familia con dependencia funcional es cada vez mayor. Por eso, merece una atención especial por parte de los programas sanitarios.
En 2008, el Ministerio de Sanidad publicó la Guía Práctica para Cuidadores Familiares, que orienta sobre los cuidados que se deben prestar a las personas mayores: cómo actuar en situaciones de emergencia, los derechos y el bienestar del cuidador, así como el mantenimiento y la rehabilitación de la dependencia funcional de las personas mayores.
La misma guía define a los cuidadores como «una persona de la familia o de la comunidad, que presta atención a otra persona de cualquier edad que necesita cuidados por estar encamada con limitaciones físicas o mentales, con o sin ingresos«.
La dependencia funcional es la incapacidad de realizar actividades de la vida diaria. En las personas mayores, esto puede acarrear problemas de salud, depresión, aislamiento y dependencia. Por lo que es importante la rehabilitación y el apoyo familiar para facilitar la vuelta a las actividades cotidianas. Así como la recuperación de la autonomía, que es esencial para su calidad de vida. Pero existen barreras para mantener esta autonomía o como la falta de estructura física dentro y fuera del hogar y la sobreprotección de los familiares. A menudo los tratan como incapaces, dejando a los ancianos en una situación incómoda y de limitación. Además de impidiéndoles realizar tareas que aún pueden llevar a cabo.
Las discapacidades funcionales y cognitivas, en su mayoría causadas por el envejecimiento, han modificado la vida de muchos ancianos y sus familias, llevándolos a tener dificultades en las relaciones familiares. Esta modificación en la existencia de estas personas, además de sus contextos de vida, experiencias, oportunidades, entre otros, les lleva a presentar diferentes modos de ser.
La persona mayor con alguna dependencia funcional y su cuidador pueden presentar varios modos de ser, dependiendo de su apertura al mundo. Se debe al modo de ser que se presenta ahora, no será igual al que viene después. Estos modos de ser dependen de la forma en que cada persona interactúa con el mundo, que se considera todas las cosas y personas que rodean a la persona.
Los autores de varios estudios muestran que el perfil del cuidador suele ser el de la mujer. Esta definición de cuidador sigue patrones, mitos y creencias caracterizados por cada sistema familiar, que define no sólo su apariencia, sino también el papel de cada miembro en la familia. No por esto los hombres dejan de estudiar para trabajos similares. En las empresas de ayuda a domicilio la contratación es igualitaria para hombres y mujeres, ambos tienen las mismas facultades para poder realizar sus servicios.