Las personas mayores suelen padecer las mismas enfermedades crónicas y esto está relacionado precisamente con el envejecimiento y con el paso de los años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los principales problemas de salud que se encuentran en los ancianos suelen ir asociados a enfermedades crónicas y no transmisibles.
Las enfermedades crónicas más comunes entre individuos de edad avanzada suelen ser las de carácter neurodegenerativo.
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La OMS define las enfermedades crónicas como enfermedades de progresión lenta y de larga duración. Además, son causa de una mortalidad prematura. Su aparición y desarrollo está muy relacionado con la edad de los individuos, su nivel socioeconómico y sus estilos de vida.
Entre las enfermedades crónicas neurológicas más frecuentes en este grupo de población, destacan las siguientes:
Esta enfermedad es actualmente la causa más común de demencia. En ella la persona mayor comienza a presentar un deterioro cognitivo progresivo, afectándose sustancialmente la memoria inmediata y el comportamiento.
La muerte de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del cerebro desencadenan las manifestaciones clínicas que la caracterizan: temblor, rigidez y bradicinesia. A medida que progresa la enfermedad, las capacidades físicas y neurológicas se deterioran.
Se va generando por lesiones en los vasos sanguíneos a nivel cerebral y es la arteriosclerosis su factor de riesgo principal. Se caracteriza por presentar, al igual que el alzheimer, trastornos de tipo cognitivo, aunque estos pueden ser menos marcados, en especial en lo relativo al deterioro de la memoria.
Estas pueden ser de origen genético o aparecer de forma secundaria a otra enfermedad. En las personas mayores las causas secundarias de epilepsia son las más comunes.
Empieza con un dolor bilateral, profundo, a nivel de los miembros inferiores, más intenso sobre todo en horarios de noche. Pero este se puede extender a las piernas y rodillas, incluso llegar a afectar de manera conjunta a las manos y a los pies.
Es una patología crónica que consiste en el aumento de la presión arterial. Una de las características de esta enfermedad es que no presenta unos síntomas claros y que estos no se manifiestan durante mucho tiempo.
Enfermedad autoinmune que afecta especialmente a adultos jóvenes. Tiene una sintomatología muy variada que incluye alteraciones visuales, de la marcha y cognitivas.
El desgaste natural del oído debido al envejecimiento suele provocar cierto grado de sordera. Del mismo modo que sucede con el oído, el envejecimiento puede provocar problemas visuales.
La osteoporosis aparece como consecuencia de la disminución de la cantidad de minerales en los hueso. A causa de este problema, los ancianos tienen una mayor facilidad de sufrir fracturas.
Todas estas enfermedades crónicas neurológicas pueden condicionar seriamente a la autonomía de las personas mayores. Tanto en lo físico como en lo mental. También, sumirlas en un grado de dependencia creciente que exige adaptar la vida de sus familiares a los cuidados que necesitan.
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