Los continuos cambios en el entorno de la atención sanitaria hacen que la atención domiciliaria sea un campo desafiante y gratificante. Tanto para los profesionales de la salud con experiencia como para los principiantes en los cuidados a domicilio.
Las interacciones entre el médico y el paciente/familia, la variedad y diversidad de habilidades clínicas empleadas y la satisfacción que acompaña al cuidado de los pacientes en situaciones en las que son socios en igualdad de condiciones en la atención y el logro de resultados son atractivas para muchos médicos.
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Tanto la información administrativa como la clínica, estas reglas son vitales para un funcionamiento eficaz del servicio con cada paciente.
Las habilidades interpersonales efectivas, incluso durante las actividades de enlace con la comunidad y las relaciones públicas, son una parte integral de ser un clínico de atención domiciliaria.
Esto es válido tanto para atender las complejas necesidades de los pacientes como para documentar la atención y los servicios. Ambos son igualmente importantes y van de la mano.
El clínico de cuidados a domicilio es el que debe «doblar» o renegociar para satisfacer las necesidades del paciente y lograr los objetivos centrados en él.
Esta flexibilidad suele incluir los horarios de visita, la programación de las visitas de supervisión y otros aspectos que se centran en acomodar las necesidades del paciente y del cuidador.
Al clínico de atención domiciliaria le debe gustar -o al menos no importarle- conducir, tener un buen sentido de la orientación (y un sistema de navegación, un buen mapa o una aplicación para smartphone), estar dispuesto a conducir con mucho tráfico y/o con mal tiempo, y poseer espíritu de aventura.
La verdadera gestión de casos es esencial para la consecución de resultados. Desde la visita inicial de evaluación exhaustiva hasta la identificación de las necesidades y los resultados deseados, el clínico de atención domiciliaria asiste al paciente y se coordina con otros miembros del equipo en cuanto a la planificación y el seguimiento de los cuidados.
Esto incluye habilidades tanto de generalista como de especialista. La atención sanitaria a domicilio se presta a pacientes de todos los grupos de edad, desde los bebés hasta los ancianos. El diagnóstico y las necesidades de atención de los pacientes pueden variar continuamente.
La atención sanitaria a domicilio requiere establecer prioridades y gestionar diversas tareas al tiempo que se respetan las políticas y los protocolos de la organización.
Los mejores clínicos en los cuidados a domicilio son bien organizados y utilizan habilidades de organización en sus rutinas diarias. Como puede ser la creación de horarios detallados y la documentación en el hogar del paciente (a menos que las preocupaciones de seguridad impidan esta norma).
Esto es especialmente cierto a medida que se introducen nuevos tipos de tecnologías en el entorno doméstico. La gestión de la insuficiencia cardíaca compleja, la monitorización de la apnea, la gestión innovadora del dolor y los síntomas.