La mayoría de los pacientes tienen familias que proporcionan algún nivel de cuidado y apoyo. En el caso de los adultos mayores y las personas con discapacidades crónicas de todas las edades, esta «atención informal» puede ser sustancial en cuanto a su alcance, intensidad y duración.
El cuidado familiar plantea problemas de seguridad de dos maneras que deben preocupar a las enfermeras en todos los entornos. En primer lugar, a las cuidadoras de un adulto mayor a domicilio se les denomina a veces «pacientes secundarios», que necesitan y merecen protección y orientación.
Las investigaciones que respaldan esta perspectiva del cuidador como cliente se centran en las formas de proteger la salud y la seguridad de los cuidadores familiares. Se debe a que sus exigencias de cuidado los colocan en un alto riesgo de lesiones y eventos adversos. En segundo lugar, los cuidadores familiares son proveedores no remunerados que a menudo necesitan ayuda para aprender a convertirse en trabajadores voluntarios competentes y seguros que pueden proteger mejor a sus familiares (es decir, a los destinatarios de la atención) de los daños.
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Durante siglos, los miembros de la familia se han cuidado y apoyado mutuamente durante los momentos de enfermedad. ¿Qué hace que un miembro de la familia sea un «cuidador familiar»? ¿Quiénes son estos cuidadores familiares, qué hacen, y qué daño enfrentan? ¿Qué nos dice la investigación sobre las formas de evaluar las necesidades de estos pacientes ocultos y las intervenciones basadas en la evidencia para prevenir o reducir las posibles lesiones y daños?
Los términos «cuidador familiar» y «cuidador informal» se refieren a un miembro de la familia, amigo o vecino no remunerado que cuida de una persona que tiene una afección aguda o crónica y necesita ayuda para realizar una serie de tareas, desde bañarse, vestirse y tomar medicamentos hasta la alimentación por sonda y el cuidado del ventilador.
El valor económico de su trabajo no remunerado se ha estimado en 257.000 millones de dólares desde hace una década. La mayoría de los cuidadores son mujeres que se encargan de tareas difíciles y que requieren mucho tiempo, como el cuidado personal.
Los cuidadores pasan una cantidad de tiempo considerable interactuando con los receptores de sus cuidados. Al mismo tiempo, prestan atención en una amplia gama de actividades. Las enfermeras tienen una visión limitada de esta interacción. El cuidado puede durar desde un corto período de atención, especialmente después de una hospitalización, o hasta más de 40 años de cuidado continuo de una persona con necesidades de atención crónica.
En promedio, los cuidadores a domicilio de personas mayores dedican 4,3 años a esta labor. Cuatro de cada 10 cuidadores pasan 5 años o más prestando apoyo, y 2 de cada 10 han pasado una década o más de su vida cuidando a su familiares . Más de la mitad de los cuidadores familiares proporcionan 8 horas o más de cuidados cada semana, y uno de cada cinco proporciona más de 40 horas por semana.
Cuidadores, hablemos de mantenerlos a usted y a su familia seguros y activos.
Parece de sentido común – todo el mundo se cae, sin importar la edad. Sin embargo, para muchos mayores adultos, una caída inesperada puede resultar en una lesión grave y costosa.
La buena noticia es que la mayoría de las caídas pueden ser prevenidas. Como cuidador, usted tiene el poder de reducir la cantidad de riesgo de caída, y tu propio riesgo de caída también.
Puedes ser un compañero y un participante en la prevención de caídas.
Mucha gente piensa que las caídas son comunes a medida que envejecemos. La verdad es que los adultos mayores pueden mejorar el equilibrio y la fuerza. Tomar medidas para hacer frente al riesgo de caídas es una forma importante de mantenerse saludable e independiente tanto tiempo como sea posible.
