En pocos años la generación del baby boom será más numerosa, mucho mayor y dependiente, según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este colectivo crecerá hasta suponer un 25,2% de la población española en 2033, es decir, más de 12 millones de personas superarán los 65 años (hoy son casi nueve). Además, serán muy longevos, porque la esperanza de vida alcanzará los 82,9 años para ellos y 87,7 para ellas.
La proporción de la población en edad de trabajar con edades comprendidas entre los 50 años y la edad de jubilación aumentará,
así como los llamados «baby boomers» que llegan a esta franja de edad.
La productividad y el éxito económico estará por lo tanto cada vez más ligado a la productividad y el éxito de su fuerza de trabajo envejecida. Alentar a las personas mayores a permanecer en el trabajo ayudará a la sociedad a mantener a un número creciente de dependientes, mientras se proporcionan a los individuos los recursos financieros y mentales necesarios para períodos más largos de jubilación.
Las áreas prioritarias incluyen apoyar el envejecimiento de la población para que tenga una vida laboral más plena y larga.
Asegurarse de que haya una vivienda adecuada. La demanda de vivienda que cumple con la las necesidades de las personas mayores aumentarán a medida que la población envejezca. La adaptación de las
para satisfacer esta demanda es fundamental, ya incluso para 2050
Asegurarse de que las nuevas viviendas puedan adaptarse a las necesidades cambiantes de las personas a medida que envejecen también serán importantes.
El número de personas mayores en todo el mundo que requieren cuidados podría casi triplicarse para el 2050, según las advertencias de los activistas.
Un informe de Alzheimer’s Disease International afirma que actualmente 101 millones de personas requieren atención. Sin embargo esta cifra aumentará a 277 millones, y se espera que países como India y China se vean muy afectados.
El Alzheimer, que es la causa más común de demencia, implica síntomas como problemas de comunicación, pérdida de memoria y cambios de humor. Además, el aumento del número de personas diagnosticadas con la enfermedad se ha descrito como una potencial «epidemia».
Según el informe, a medida que la población mundial siga envejeciendo, la atención informal que ofrecen la familia, los amigos y las organizaciones comunitarias requerirá un apoyo mucho mayor por parte de los trabajadores sanitarios y las instituciones médicas.
El autor del informe, el profesor Martin Prince del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, dijo que los países que se verán más afectados deberían planificar con antelación la mayor demanda de servicios de atención.
Le dijo a la BBC: «Los cambios sociales y económicos que están ocurriendo en esos países inevitablemente van a significar que los cuidadores familiares estarán menos disponibles. Cosas como el descenso de las tasas de fertilidad significan que la gente va a tener menos hijos.
«Las mujeres también están mejor educadas, así que es más probable que se unan a la fuerza de trabajo remunerada y van a estar menos disponibles para proporcionar cuidados», aseguran.
